REMOTE WRANGER

¿Donde habéis puesto el mando? Es seguramente una de las frases que más se repite cuando tu padre llega de trabajar y quiere ver el fútbol. Y es que siempre se esconde por el salón y aparece donde menos te lo esperas.

Pero siempre hay una mente extraordinaria en algún lugar del mundo para solventar esos problemillas del día a día como el de no encontrar nunca el mando. ¿Tienes frío en la siesta?, ahí está la batamanta, ¿la sopa está caliente?, tranquilo, un lumbreras inventó la cuchara con ventilador incorporado, ¿eres el que no liga de tus amigos por ser un tirillas? Pues un tipo de Wisconsin lo soluciona con el abdominator, aunque tu padre tiene uno similar que lleva cogiendo polvo en el trastero desde hace diez años.

Rodd Miller

Pues el señor Rodd Miller un tío muy iluminado ha venido en nuestro auxilio en lo que al control del mando se refiere. Su invento, el Remote Wranger, es una mezcla de pasamontañas de terrorista y casco de rugby.

Fabricado en felpa suave (que no pica a diferencia de los jerséis que hace tu abuela) está disponible  en colores y estampados  a juego con la tapicería del sofá y con la batamanta, claro. Te lo colocas nada más llegar a casa, le pegas el mando que previamente has forrado con velcro y ya lo tienes a buen recaudo. Nunca más tendrás que sufrir  que te cambien  de canal cuando te entra un apretón y ya no tendrás que desmontar el sofá para buscarlo y de paso ver la suciedad que hay debajo pues siempre estará en tu cabeza.

Sin duda el invento del siglo, además es polivalente, con un poco de velcro cualquier objeto puede ser pegado a él como el móvil o la tablet.                                                                                                                          

Para aumentar su utilidad, aunque es difícil mejorar un producto tan útil de por sí, le añadiría un mecanismo para apoyar la lata de cerveza y no tener que estirar el brazo para cogerla de la mesa, eso que tanto cuesta siempre y además una correa ajustable para que sirva para todos los miembros de la casa.

El sujetamandos, ¿cómo hemos podido sobrevivir sin él? Yo me o pido para reyes, ¿y tú?